El proyecto explora cómo los sonidos afectan y participan de los sentidos creando zonas de encuentro entre poesía, música y tecnología.
Entre 2015 y 2017, se utilizaron softwares para cortar, seleccionar y loopear fragmentos de las palabras leídas, abriendo un espacio en el que los sonidos del lenguaje, con procesos y repticiones, componían música electrónica. Entre 2017 y 2019, se trabajó unicamente con hardware, principalmente pedales, buscando generar texturas sonoras, desplazándose entre el lenguaje y el sonido como anudamientos y tejidos con frecuencias, entendidas como texturas y patrones textiles.
Si un poema anuda sonidos, imágenes, sentidos y afectos, las performances apuntaban a generar una experiencia auditiva de esos hilos, hilachas y jirones de la materialidad del lenguaje